domingo, 20 de diciembre de 2020

Felices fiestas, seguidoras y seguidores de mi Blog.

 No quiero comenzar las fiestas de Navidad y Año Nuevo sin felicitaros y para eso comparto aquí la cabecera que he confeccionado para mí perfil personal en el Face.

Confío que este año 21 sea mejor, mucho mejor, que este pasado 2020. En fin demos una oportunidad a la vida y a la esperanza.



sábado, 29 de agosto de 2020

La raza del Lobo: toda una historia.

 


Las casualidades del devenir diario nos llevan en algunas ocasiones a reencontrarnos con libros que quizás estaban olvidados en esas segundas estanterías que yo llamo de “los libros perdidos”.

Eso me ocurrió a mí hace unos días: reordenando esas segundas estanterías de mi biblioteca di con un libro que se titula contundentemente “La Raza del Lobo”, está escrito por un señor que se llama José Antonio García Diez, buen conocedor de los territorios y lugares en donde el lobo es el señor, o al menos lo era en otros tiempos, junto con algún otro oso, zorro o similar.

Repasando ese libro mi mente me ha llevado a recordar muchos de esos lugares que hace ya tiempo recorrí en variadas ocasiones.

El citado libro está lleno de palabras “propias de esas gentes”, que muestran lo que es su vida y sus comportamientos con los lobos, siempre temidos, desde tiempo inmemorial. Nos hablan con sus nombres propios como pueden ser: Juan del Blanco Rojo, Argimiro Santiago, Eusebia Peláez, Victorino Fernández, etc., nos cuentan historias sucedidas en lugares como Trefacio, San Martín del Terroso, Pedrazales, Valdeón, etc., por lo que sus narraciones se sitúan en personas y lugares concretos, como algo sucedido, no solo contado.

Todas esas narraciones se sitúan en un marco geográfico concreto como es la parte oriental de Galicia, los montes asturianos y cántabros. Incluyendo naturalmente los Picos de Europa, los montes de León, etc. En donde, en repetidas ocasiones, la historia se mezcla con la leyenda y esta a su vez con la historia, porque esos lugares son propicios para ello: bosques tupidos e impenetrables, barrancos casi inaccesibles, ríos misteriosos, nieblas densas, humedades y cuevas…


Finalmente habréis deducido, si hasta aquí habéis llegado, que ese libro “La Raza del Lobo” es muy interesante y ameno de leer, aunque  en alguna de las veces su lenguaje sea un poco difícil de entender y comprender. Lo que sí tiene claro el autor es la defensa de ese bello animal, el lobo, que intenta vivir, junto con sus familias, en esa su tierra. Hoy se encuentra protegido pero sigue perseguido y cazado, aunque en plan furtivo, aunque su protección debería ser complementada con ayudas necesarias y suficientes para restañar las pérdidas que aún ocasionan en las cabañas ganaderas y pastoriles, porque siempre se ha dicho, una cosa “es predicar y otra dar trigo”.

Últimamente diré que el libro se encuentra profusamente ilustrado con toscos pero bonitos dibujos alegóricos a las historias que se narran, alguno de los cuales me permito compartir con vosotras y vosotros. Los dibujos son de Araceli Saavedra Fernández y está editado por KADMOS, Salamanca-1999. También incluyo una foto del llamado “Chorco de los Lobos” en Valdeón, en la cual vemos a chicos y chicas de CODEX visitándolo: muy interesante (año 2004).

Alonso Rubio, agosto 2020



miércoles, 22 de abril de 2020

SAN JORGE: Una historia lo más aproximada posible a la realidad de toda una leyenda.



Jerusalén, julio de 1099. Las armas de la primera cruzada, formadas por un conglomerado de pequeños ejércitos de las casas feudales inglesas, francesas, germanas y armenias, llegaban a su objetivo: la plaza de Jerusalén. Aquella primera cruzada no tan solo alteraría los equilibrios de poder que presidían el mundo conocido, sino que también abriría las puertas a la expansión de un corpus de conocimientos y tradiciones que invadiría Europa. San Jorge, la figura mítica del militar romano de origen griego Georgios, sería una de estas tradiciones. La historia mítica de san Jorge llegaría a Europa después de la primera cruzada (1096-1099), y sería sobradamente difundida por los supervivientes de aquella carnicería, tanto por la caballería aristocrática, ávida de sangre, tesoros y honores, como por la infantería plebeya, descastada, desarraigada y deshumanizada.
¿Quién era Georgios?
Según la tradición cristiana, Georgios era un oficial de las legiones romanas nacido en el año 270 en la provincia de Capadocia (al norte del actual estado de Turquía), de tradición cultural griega. Su nombre y lugar de origen certifican, con toda probabilidad, que su lengua materna fue la koiné griega que resistió —mejor que las lenguas ibéricas, por ejemplo— la intensa latinización del imperio Romano. También según la tradición cristiana, Georgios sería destinado a los treinta años a la provincia romana de Bitinia (en la región del Bósforo que separa los mares Negro y Mediterráneo) en calidad de tribunus cohortis (comandante de una unidad militar auxiliar). Ahí acumuló un patrimonio considerable generado por el alto estipendio que le reportaban su condición profesional por un lado, y una relación extramatrimonial con una viuda de la oligarquía local, por otro.

¿Qué hizo Georgios?

Otras fuentes testimonian que era hijo de un noble persa romanizado y lo sitúan con dieciocho años en Lod, en la provincia romana de Judea (actual estado de Israel), casado con una heredera de la oligarquía local. Estas fuentes, aunque apuntan a un origen cronológico que se podría corresponder con la existencia de Georgios, presentan algunas dudas: el tribunus cohortis era una dignidad reservada a los mandos de origen plebeyo, en clara contraposición al tribunus militum, un coto de las oligarquías provinciales. En cualquiera de los casos, Georgios perdió el cargo, el patrimonio y la vida cuando se proclamó disidente de la ideología de estado romana. En el año 303 el emperador Diocleciano ordenó la persecución y erradicación de las comunidades cristianas, acusadas por la propaganda oficial de ser las causantes de la crisis social y económica que ponía en cuestión la propia existencia del imperio.

¿Por qué trascendió el mito de Georgios?

El estado romano era una fábrica de mártires por las causas disidentes, mártires que se convertían en mitos, y es que, en el imaginario de la disidencia, estos muertos tenían más fuerza que una legión de vivos. Según la tradición cristiana, Georgios fue martirizado siguiendo el esquema clásico de la brutalidad romana: golpeado, asado y descuartizado, como tantos millares de disidentes. Entonces, la cuestión que se plantea es: ¿cuáles eran los valores del mártir Georgios que lo transportarían a la categoría de mito? El mito de Georgios se fabricó siglos más tarde, y sería asociado a la figura del caballero que lucha contra el dragón para salvar a la princesa. Y en este punto es donde está la clásica síntesis entre el mito de tradición antiquísima que ha sobrevivido a la romanización y el mártir cristiano. La síntesis entre la tradición popular y la evangelización cristiana asignaría a Georgios, el disidente más famoso de la región, el papel de mártir convertido en mito.

¿Cómo llega san Jorge a Catalunya?

San Jorge fue proclamado patrón de la caballería aristocrática cristiana que había batallado en la primera cruzada (1096-1099). Poco después sería convertido en patrón de las caballerías aristocráticas europeas que, si bien no habían participado en la cruzada, batallaban contra el Islam en sus propias fronteras. La aristocracia aragonesa, enredada en una guerra con la taifa islámica de Zaragoza por el control del valle del Ebro (1096-1101), sería la primera que, en la península Ibérica, adoptaría el patronazgo de san Jorge. Y acto seguido la aristocracia catalana, enredada con la misma taifa por el control de los territorios de Lleida y Tortosa, seguiría el camino de la aragonesa. Poco después de la unión dinástica (1137), el patronazgo de san Jorge se haría extensivo al conjunto del estamento militar, y a causa de la cultura belicista, acabaría siendo patrón de la Corona de Aragón.

Santiago y san Jorge; Castilla y Catalunya

El mito de Santiago Apóstol tiene una historia con unos paralelismos sorprendentes con la del mito san Jorge. Cuando menos, en la génesis. Santiago se convirtió en el patrón del estamento militar de la Corona de Castilla y sublimó los mismos valores que el estamento militar catalanoaragonés había encontrado en san Jorge. En cambio su evolución sería radicalmente diferente: en Castilla, el mito de Santiago no trascendería nunca a las clases populares, y en Catalunya, por lo contrario, la figura mítica de una aristocracia violenta e impopular se convertía, sorprendentemente, en el patrón del conjunto de la sociedad. Inexplicablemente, el mito de san Jorge resistiría a las guerras de los Remences (1448-1485), que enfrentarían a muerte al estamento aristocrático más agresivo de Europa con el campesinado más maltratado de todas las clases agrarias y populares peninsulares.

La Peste Negra y el dragón

La respuesta a la cuestión se explica por las circunstancias especiales que transformaron Catalunya a lo largo de los siglos intermedios. Al principio de la centuria de 1400, el Principado de Catalunya había conocido los efectos de la Peste Negra (1348-1351), la epidemia más mortífera de la historia de Europa. Se estima que, en el conjunto del continente, murieron 50 millones de personas, una tercera parte de la población total. Catalunya perdió 100.000 de sus 300.000 habitantes, y Barcelona, una de las diez ciudades más pobladas de Europa, pasó de 50.000 a 28.000 habitantes. Estos datos son muy importantes para responder a la cuestión que se formula. En este punto, es importante recordar que la tradición afirma que el dragón, el enemigo que combatía san Jorge, expulsaba un aliento pestilente que mataba a todas las personas que lo inhalaban.

¿Cómo pasa de los estamentos privilegiados a las clases populares?

La Peste Negra no llegó por generación espontánea. La Catalunya —y, por extensión, la Europa— de 1348 había superado lo que los historiadores denominan el techo maltusiano: se había desequilibrado peligrosamente la balanza entre población y recursos. A todo eso hay que sumar las pésimas condiciones higiénicas que imperaban en los barrios populares de las grandes ciudades europeas, auténticas cloacas a cielo abierto que se convertían en autopistas de propagación de enfermedades. Las paupérrimas cosechas, causadas por las malas añadas consecutivas a partir de 1333 —y no tan solo en Catalunya, sino en todo el conjunto del arco mediterráneo occidental—, se convirtieron en un terreno adobado para propagar la mortalidad de la Peste Negra. En el imaginario de aquella sociedad de pensamiento espiritual, claramente contrapuesta al actual, de pensamiento científico, el dragón se había adueñado del mundo.

San Jorge, disidente

Queda sobradamente patente que la leyenda de san Jorge se difunde en un contexto social, cultural e histórico marcado por unas condiciones muy extremas. En el imaginario popular, el dragón simboliza el mal y la muerte, la princesa es el país amenazado, y san Jorge es el caballero que salva a Catalunya de sucumbir al fuego destructivo y el aliento pestilente de la bestia. Esta es la explicación antropológica. Sin embargo hay un condicionante claramente político. Y en este punto es donde sería recuperada la condición primigenia de Georgios: la disidencia política. Las clases populares, con la ayuda inestimable del bajo clericato, convertirían a san Jorge en el espejo donde la aristocracia no se querría mirar. Las guerras de los Remences, sin embargo, no se saldaron con ganadores y perdedores absolutos, y la política elevaría el mito, el patrón consolidado del corpus más potente de la sociedad, a la categoría de patrón de consenso.
Es un artículo de Marc Pons, de Tarragona, publicado en “El nacional.cat”.
(El título es mío)